Fotografía de Pepe da Mota, ca. 1907 |
Alén da súa
vertente propiamente mutualista e asistencial, resumida na tríade “auxilio,
médico e enterro”, a “Sociedad de Obreros” de Viveiro que presidira nos seus
primeiros compases o noso tataravó Juan Antonio Ínsua Dorado despregou unha
faceta recreativa, educativa e cultural moi relevante no contexto social desa
época, da que cómpre falar.
Ademais de
crear, coa inestimábel axuda do entón ministro Manuel Becerra[1],
a súa propia biblioteca (da que o propio Pepe
da Mota sería encargado nalgúns momentos) e de ofrecer aos seus asociados a
lectura gratuíta de prensa periódica, a “Sociedad” animou numerosas veladas e
bailes no seu local social, fomentou a formación de comparsas de Antroido e a
celebración do “Enterro da Sardiña”, constituíu diversos agrupamentos musicais
e teatrais amateurs (un Orfeón
dirixido por Juan Latorre[2], outro posterior tutelado por Pedro
Marco, o grupo musical “Brisas del Landro”, un cadro de declamación animado por
Pepe da Mota do que falaremos máis
adiante, etc.) e chegou a promover a partir de 1909, en colaboración co
Concello, unha Academia de Música tamén dirixida polo mestre Latorre[3].
Así mesmo, a
“Sociedad de Obreros” ofertou conferencias dominicais divulgativas, como a que
impartiu Emilio Tapia Rivas en 1889 sobre “Consumo personal, El ahorro”[4],
as que ofreceron a finais de 1898 varios sacerdotes da bisbarra[5]
e a que ditou nese mesmo ano do Desastre
o subdiácono e xornalista Jesús Noya González[6].
Con este despregue de iniciativas, a “Sociedad de
Obreros” gañou rapidamente a querenza e o respecto de amplos sectores e puido
presentar moi axiña balances positivos en todas as ordes, como testemuña a
prensa da época:
Dice El Reparador, de Mondoñedo, acerca de la
naciente Sociedad de Obreros creada en Vivero: “Hemos recibido carta de un
amigo de Vivero, en la que nos participa el floreciente estado de aquella Sociedad
de Obreros, cuyos beneficios empezaron ya a notarse.
Dicha sociedad,
cuya subsistencia depende de suscripción popular, háse encargado ya de la
asistencia de algunos obreros enfermos, y no pocos de los socios que no sabían
leer ni escribir adquirieron dentro de la misma lo que por abandono u otras
causas no habían aprendido en los primeros años de su vida.
Leen y escriben
perfectamente, á pesar de no contar la benéfica sociedad un año de existencia.
Lamenta en su
carta el amigo que nos escribió, que el ayuntamiento haya negado en absoluto
toda protección á la Sociedad de Obreros, lo que ocasionó general disgusto en
la vecina villa[7].
Ao pouco de constituída, sumaba máis dun cento de
socios de número e case outros tantos socios e socias protectores[8]
e pechaba o seu primeiro exercicio contábel “con un remanente de 570 pesetas, después de cubrir todas
las atenciones, incluso el pago de los alquileres de la casa en que está
instalada”[9].
Agora ben,
talvez a súa iniciativa de máis ambicioso empeño fose a posta en marcha xa no
curso 1888/89 de clases nocturnas para a alfabetización do elemento proletario,
da que se beneficiaron non poucos socios, incluídos os seus fillos de entre 8 e
15 anos de idade:
Cada día reina más
animación en las escuelas de la Sociedad de Obreros de Vivero. Todas las noches
concurre gran número de socios á recibir la instrucción elemental que, desde 1º
del mes pasado, les facilita aquel importantísimo centro[10].
No curso 1890/91 continuaron as clases nocturnas de
primeiro ensino a cargo dos mestres Gerónimo Mosquera e Amador Fernández[11], mais a
insuficiencia de espazo do local do antigo convento de San Francisco usado a
tal fin para atender toda a demanda de prazas existente fixo que os directivos
da entidade se dirixisen ás autoridades municipais nos seguintes termos:
La sociedad de
obreros de Vivero, ha dirigido al ayuntamiento de aquel pueblo una solicitud en
la que, con razones poderosas, pide la traslación de la Escuela nocturna de
adultos, del local de San Francisco en donde está instalada la Escuela pública
de niños, al edificio de la Sociedad, á cuyo efecto ofrece su amplio salón de
actos[12].
Con altibaixos, esa oferta educativa dirixida ás clases
traballadoras alargouse durante os lustros seguintes (en 1916 o mestre
encargado de impartilas era Alejo Corral González, mentres en 1917 impartía
nocións de debuxo o presbítero Manuel Fernández Mosteiro) e na colección do
xornal galaico-arxentino El Correo de
Galicia puidemos ler emotivas crónicas como a seguinte, de 1928, pola que
desfila entre moitos outros o nome dun dos factótums
imprescindíbeis durante moitos anos do propio semanario El Heraldo de Vivero que acolleu orixinariamente estas
humildes liñas, Luís Neira Río:
Vivero. En la Sociedad de Obreros.
Acto muy simpático
y alentador fué el celebrado en la casa social de la benemérita “Sociedad de
Obreros” vivariense como terminación del curso de clases nocturnas costeadas
por el constante protector de las clases desvalidas, señor don Melitón Cortiñas
Rodríguez, en favor de los niños pobres de la localidad. Dichas clases
estuvieron siempre concurridísimas, pues los profesores D. Ángel Chao Ledo,
virtuoso e ilustre presbítero, y D. Prudencio Bermúdez Rego, de ya probada
competencia, supieron atraerse los pequeños alumnos, haciéndoles grata su
asistencia a la Escuela de la Sociedad. Y no olvidando el filántropo señor Cortinas,
atender al cuerpo al mismo tiempo que al espíritu, todos los sábados, por
cuenta de aquél, eran obsequiados los niños con bollos que les sabían a gloria
después de dos horas de aplicación.
Los exámenes a que
aludimos constituyeron, no sólo un acto muy simpático y muy alentador, como al
principio decimos, sino también un honroso éxito para los señores profesores
que en laudable interés se consagraron a la instrucción de sus alumnos y a
secundar puntualmente las excelentes intenciones del creador y sostenedor de
dicha Escuela y de la Ilma. “Sociedad de Obreros”.
Con medalla y
diploma de Sobresaliente fueron galardonadas José Otero González, Juan Salgado
Rodríguez, Faustino Eiroá Labandeira y Luis Timiraos Cervo. Con diploma y
calificación de Notable: Manuel Fernández Cerco, Jesús Ríos, Antonio Grandío
Polo y José Rego Fernández. Con diploma y nota de Aprobado: Juan Rodríguez
Cociña, Juan Pasarón Pena, Luis Neira Ríos [sic] y Antonio Suazo. Y con mención
honorífica, los demás alumnos hasta setenta y cinco. Tanto los diplomas como
las medallas eran de verdadero gusto artístico, siendo obsequio de la
“'Sociedad da Obreros”.
Constituyeron el
Jurado y tribunal de exámenes, además de los señores don José Núñez Rodríguez,
presidente de la sociedad, D. Manuel Tojo Rodríguez, contador, don Manuel Díaz
Amado, secretario, y D. Julián Hernández, vicesecretario, los señores D. Jesús
Antas Díaz, inteligente oficial primero habilitado del Registro de la Propiedad
y ex concejal corporativo por la indicada sociedad y el secretario del
Ayuntamiento D. José Antonio Pernas
Peón.
Después de una
brillante disertación al alcance de los niños pronunciada por el profesor D.
Ángel Chao Ledo dándoles sanos consejos para la vida y para conseguir la
felicidad postrera, todos los alumnos fueron espléndidamente obsequiados con
dulces y licores, costeados por los señores Antas Díaz y Pernas Peón, y con
bollos e higos a la salida, costeados por la sociedad. El presbítero profesor
D. Ángel Chao obsequió también á sus discípulos con hermosas estampitas
religiosas como recuerdo de su convivencia escolar. […][13]
2. Logros
e amarguras de Ínsua Dorado á fronte da “Sociedad de Obreros”
Durante o seu mandato
presidencial da “Sociedad de Obreros”, alén de representar a entidade no acto
de colocación da primeira pedra do monumento a Pastor Díaz na Praza Maior, o 16
de xullo de 1890, e de promover nesas mesmas datas a celebración dunha velada
músico-literario-teatral no Caixón dos
figos en honra do autor da “Alborada”, o noso tataravó Juan Antonio Ínsua
Dorado veuse envolto nalgún episodio desagradábel que desembocou na expulsión
dalgún asociado e na celebración dun acto de conciliación no xulgado, do que
deu conta así El Vivariense:
El viernes próximo
pasado, se celebró acto de conciliación entre D. Juan A. Insua Dorado
presidente de la Sociedad de Obreros,
y D. Vicente Leal ex-socio de la misma, por creer este Sr. que la junta general
no tenía bastantes facultades para expulsarle.
¡Pobre Rafael,
entre que manos te veo metido![14]
Deitan algunha
luz sobre a índole dos problemas que levaron a esa situación anotada algúns
soltos inseridos polo propio semanario liberal días máis tarde. Nun deles
aclara:
Se acercaron á
nuestra redacción varios individuos de la Sociedad
de Obreros lamentándose de que la autoridad local tenga que intervenir, por
disposición del Sr. Gobernador, en asuntos de orden interior de la misma.
Parece que algunos
socios que fueron expulsados de ella por justos motivos, acudieron á dicha
Superioridad, á fin de conseguir el reingreso; y lo cierto es que desde que
dejaron de serlo, se goza allí de tranquilidad completa.
Hay que dar cuenta
de tales individuos; porque el fin que se proponen es trastornarlo todo, ya que
no les sea posible monopolizar en provecho suyo los intereses de la sociedad[15].
Noutro “solto”
posterior, o mesmo semanario reflicte o clima de animadversión dos socios
obxecto de expulsión contra o presidente da entidade mutualista e arrendatario
do teatro viveirense, animadversión que se traduciu polo que parece nunha
“campaña de desprestixio” arredor do presunto mal estado do citado edificio
teatral:
Hay quien dice si
la poca concurrencia al teatro, será debida á la calumnia que propalaron
ciertos individuos, de que el estado de este edificio es ruinoso.
A depender de
esto, los actores de tan linda azaña [sic] merecerían un grillete[16].
Nun terceiro texto
relacionado co asunto, El Vivariense relata:
No nos ocupamos del
alboroto que tuvo lugar el día 21 en el teatro de esta villa, porque
consideramos que el infeliz ajumao
que le provocó, obraría quizás sugerido por los que le pusieron en aquel
estado, y además por la compasión que nos causó el ver que se había lastimado
en la cara aunque con eso se cumpliese el adagio gallego que dice “Quen ten a
lengua dura que teña a costela dura”.
Si la Guardia
Civil viera el escándalo que aquel desgraciado promovió, tenemos la seguridad
que no le dejaría continuar tanto tiempo, siendo objeto de la atención general,
sinó que lo echaría del local ó le conduciría á la cárcel[17].
E aínda nun
cuarto comentario, o semanario desvela algunhas claves máis para comprendermos
as desavinzas que estaban no fondo desa “campaña” que colocara Ínsua Dorado en
canto presidente da “Sociedad de Obreros” no centro do furacán:
Copia; y comenta
muy bien nuestro estimado colega El
Reparador de Mondoñedo:
“Nuestro
apreciable colega El Eco de Vivero quiere
y no quiere que el hermoso teatro construido en aquella villa reúna condiciones
de seguridad.
El salón, dice nuestro
colega, “hoy por hoy reúne garantías de seguridad, pero, por vía de precaución
sería conveniente asegurar con tirantes de hierro las tigeras que sostienen la
techumbre”.
¿El que construyó
el teatro de Vivero es presidente de la Sociedad de Obreros vivariense?
Comprendemos el
tira y afloja de El Eco y también el
hoy por hoy de la seguridad.
Si es, ó no es
mentira
Lo debemos
comprender
Pues el afloja y tira
De El Eco nos hace ver
Fotografía de Pepe da Mota, ca. 1910 |
No proceso de
elección de nova directiva vivido na entidade o 31 de decembro de 1890, Juan
Antonio Ínsua Dorado deixou paso na presidencia a Rafael Galdo, que rexentaba
un comercio de xastrería. Así e todo, algún tempo despois, na renovación efectuada
pola “Sociedad" o día 5 de xaneiro de 1894, o pai de Pepe da Mota volveu a formar parte do
elenco directivo, desta voz en calidade de vicepresidente. Acompañábano Celso
Varela Arizaga (presidente), Antonio Martínez (contador), José Mª Quelle
(tesoureiro), Francisco Fernández Regal (secretario), José González
(bibliotecario) e os vocais Francisco Canosa Leal, Epifanio Ferro, Benigno
Vázquez e José Casal Cora[19].
Finalmente, o
día 2 de xaneiro de 1895, Ínsua Dorado cesaría no desempeño desa
responsabilidade, asumida a partir de entón polo tamén carpinteiro de oficio
Juan Eiroá, co futuro alcalde José Marqués González como presidente; José
Rodríguez Teijeiro como contador; Esteban Alonso como tesoureiro; Andrés
Vázquez Guerrero como secretario; Román Alonso como bibliotecario; José
Sampedro, Vicente Fernández Chao, José González e Ramón Alonso como vocais e
Francisco Antas, Francisco Peláez, Rosendo Ladra e Manuel Gómez como suplentes.
No balance de contas presentado pola directiva saínte, o remanente favorábel á
entidade elevábase á notoria cantidade de 2.161,25 pesetas[20].
Entre os proxectos desa nova directiva figurou a
organización para agosto dese mesmo ano de 1895 dun magno Certame Artístico[21]
e chegou a constituírse unha amplísima comisión organizadora, baixo a
presidencia honoraria de Vicente Martínez Bande, Ramón Rebellón Zubiri, Urbano
de Bedia, Emilio Collazo, José A. Parga Sanjurjo, José María Pillado e Amando
Osorio Bolaño, con Pedro Manuel Trobo como presidente efectivo e o concurso
doutros destacados membros da oligocracia funcionaria, empresarial, financeira
e comercial do Viveiro desa época[22]. Ata
onde sabemos, porén, tal evento non chegou a realizarse. O subdiácono e
redactor de El Eco de Vivero Jesús
Noya responsabilizaría directamente a “Sociedade de Obreros” dese fracaso,
pois, ao seu ver, “por lo visto consumió
su actividad en la organización de entierros
de la sardina”[23].
3. Outras
facetas salientables do pai de Pepe da
Mota
Non ficaría
completo o sintético retrato do popular Tío
Novenas que viñemos ofrecendo se non aludísemos, canda o seu rol directivo na “Sociedad de Obreros” e a
súa xerencia da Casa-Teatro, a algunhas outras facetas que desenvolveu no
Viveiro do seu tempo.
Foi, sen irmos máis lonxe, un dos
promotores principais da célebre comparsa antroideira e festiva dos “Armantes”,
impulsada entre 1872 e 1882 canda Vicente Sergio López Carril, Joaquín Ávila Acebedo
(Quinco), Manuel Sampedro López, Francisco Fernández Suárez (Paquillo), Víctor Donapetry
Iribarnegaray, Romualdo Real, José Acebedo Caballero, Juan Basanta (a) Xabán, Manuel Vicente Castañer e
Francisco Terrón (a) Beiser. As
iniciativas e alburgadas deste agrupamento foron glosadas polo cronista Juan
Donapetry no Libro-Programa das
festas patronais de 1955 e noutro fermoso artigo en 1992 polo noso chorado
amigo o doutor Fausto Galdo Fernández[24]. Foi
sona no Viveiro de finais do século XIX, como sinala o autor da Historia de Vivero y su Concejo, que
No hubo diversión, no hubo
fiesta, no hubo acontecimiento en Vivero en que los Armantes no desempeñaran el principal papel; organizaron
manifestaciones patrióticas y comparsas carnavalescas, dieron serenatas,
actuaron en representaciones teatrales, pronunciaron discursos, leyeron
poesías, formaron una orquesta para dar mayor esplendor a varios actos
religiosos y profanos […] y celebraron animados banquetes.
Tamén figurou Ínsua Dorado, canda o
impresor Botino, o ebanista Manuel Taboleteiro e o escribán Sergio López
Carril, por exemplo, entre os asiduos, pouco frugais e nada abstemios visitantes
da caseta de Cipriano García, pai do poeta Alfredo García Dóriga, coñecida co
nome de “O Bosque”. Segundo relatou co seu habitual sentido do humor Ramón
Canosa, aconteceu que en certa ocasión o dono desa caseta, en sinal de
agradecemento pola axuda emprestada á goleta británica Storm, recibiu un lote de bebidas. Entón
se nombró depositario sin fianza
a José [sic] Antonio Insua y como nadie había de distinguir lo que eran arakés,
marrasquinos, suaps, vespetros ni pérsicos, se acordó someter la partida a una
simplista clasificación. A un lado, bajo la titulación de “con palleiro”, las
botellas que traían cubierta de paja, y al otro, bajo la enseña, “sin
palleiro”, las que venían desnudas. Los efectos de las primeras debieron ser
tan enérgicos que en el vocabulario popular quedó una frase para indicar que
una persona se excedió en sus libaciones, pues aún hoy se oye decir: “Leva un palleiro que non se lambe”[25].
En setembro de
1894, o Tío Novenas resultou elixido
membro do xurado popular, polo sector de “cabezas de familia”, que tivo que
intervir na Audiencia Provincial de Lugo na causa instruída contra o ex alcalde
de Viveiro José Sánchez Marroquín por delitos de “cohecho y malversación”[26].
Volvería ter que desempeñar ese papel no 1900, para intervir na mesma Audiencia
antecitada nas causas instruídas contra José García, por falsidade, e José
Cortiñas Gato, por homicidio[27].
En xullo de
1895, Ínsua Dorado aparece como un dos numerosísimos doantes na colecta que se
organizou en Viveiro para “aliviar la desgraciada suerte de las familias de los
náufragos que perecieron en esta ría el día 18 de Junio último”[28].
Na sesión
municipal do 15 de abril de 1896, convocada para tratar da elección de medios
para facer efectivo o encabezamento do distrito con Facenda (ou sexa, a recadación
de consumos) nomeouse unha xunta de asociados, que estivo composta, entre
outros, polo noso tataravó[29].
Non podemos
concretar en que ano deixou o Tío Novenas
o arrendo do “Caixón dos figos”, aínda que imaxinamos que debeu de ser máis ou
menos pola mesma época en que o seu fillo José trasladou o gabinete fotográfico
para a Avenida de Cervantes. Cónstanos, iso si, que o célebre coliseo continuou
sendo arrendado polo Concello durante algún tempo máis, se ben convertido xa na
práctica nunha sala de proxeccións cinematográficas, principalmente[30].
En setembro de 1915, o alcalde José Marqués adxudicou o arrendo da Casa-Teatro a
Manuel Rivera Vázquez pola cantidade de 1.812 pesetas anuais, en detrimento das
ofertas presentadas por outros aspirantes[31].
O noso tataravó
faleceu finalmente o 7 de xuño de 1917, dentro dun ciclo de desgrazas
familiares verdadeiramente tráxico que envolveu a súa estirpe nos meses
seguintes, como logo veremos. O semanario El
Heraldo de Vivero fíxose eco da triste nova[32]
e Pro-Neutralidad dedicou ao finado
estas liñas necrolóxicas:
El día 7 del
actual, tras breve enfermedad, dejó de existir nuestro estimado convecino D.
Juan Antonio Insua Dorado.
Era el finado
persona a quien todos estimaban por las condiciones de su carácter afectuoso y
bueno.
Fué maestro de
obras, y de él se dijo que había sido el más competente de su tiempo.
Presidió la
“Sociedad de Obreros”, de la que fuera uno de los fundadores, y a pesar de que
le tocó a regentarla en una época de disidencias y revueltas, supo con su
carácter e inteligencia pacificarla y elevarla a buena altura.
Actualmente era
hermano discreto de la V.O.T. […]
Murió como buen
cristiano, rodeado de sus hijos y nietos […][33].
4. Un talento feminino que ficou
escurecido: Celia Ínsua López
Entre os varios
irmaos e irmás que tivo Pepe da Mota
(Carmen, Lola, Rosario,….) cabe que singularicemos especialmente dous, tanto pola
vea artística que amosaron como pola influencia grande e directa que, sen
dúbida, exerceron sobre o seu talento e a súa propia personalidade: Celia e
Laureano.
Celia Ínsua
López (1875-1907) representa, sen lugar a dúbidas, un dos nomes femininos máis
relevantes na historia da fotografía galega e desde logo a máxima celebridade a
nivel local nese campo, mais, como aconteceu tantas veces ata épocas ben
recentes cos méritos e valía das mulleres, ficou un tanto oculta no seu brillo
pola maior atención emprestada aos elementos masculinos da súa familia e pola
súa propia morte en agraz, cando apenas superara a trintena de anos[34].
Fotografía de Pepe da Mota, ca. 1910 |
Resúltanos
plausíbel pensar, neste sentido, que unha parte da boa sona artística que
acadaron seus irmaos Laureano, primeiro, e José, despois, estea relacionada moi
directamente co talento e bo facer como profesional de Celia na arte
fotográfica, nomeadamente como retratista de persoas e grupos. É indiscutíbel
que foi ela quen pouco tempo despois da morte tamén precoz de Laureano en 1891,
e con tan só dezaoito anos feitos, se fixo cargo por enteiro e con pericia
contrastada do obradoiro fotográfico familiar na Casa-Teatro da Porta da Vila e
quen, desde entón e ata o seu temperán pasamento en 1907, formou no día a día o
espléndido saber facer de seu irmao Pepe
da Mota, dous anos máis novo ca ela.
Morto Laureano,
foi Celia, efectivamente, quen se lanzou á aventura de intentar manter o taller
e negocio fotográfico inaugurado por aquel. Para iso non dubidou en marchar á
Coruña durante algunhas tempadas, concretamente en 1892 e logo en 1895, para
acabar de formarse e aprender novas técnicas. Da primeira vez que regresou dese
período formativo na cidade herculina, en novembro de 1892, inseriu en El Vivariense o seguinte reclamo
publicitario, que, lido a contrario,
deixa abesullar os dous problemas básicos de reticencias na hipotética
clientela que as persoas dedicadas á fotografía coma ela debían entón vencer,
isto é, a pouca calidade habitual dos produtos ofrecidos e o seu prezo aínda
bastante prohibitivo para a humilde economía de moitas familias:
Gabinete fotográfico de Celia Insua López
Casa-Teatro. Vivero.
Después de pasar
en la Coruña una gran temporada para perfeccionar se en el arte que profesa,
con uno de los mejores fotógrafos, ofrece al ilustrado público de Vivero sus
servicios, con la convicción de que quedará satisfecho, tanto del esmero con
que lleva á cabo sus obras, como de la equidad de los precios.
O citado
semanario amosou sistematicamente na súa derradeira plana, en todos os
exemplares correspondentes aos anos 1894, 1895, 1896 e 1897, o seguinte anuncio,
que, dentro dos parámetros publicitarios daquel tempo, ben máis ampulosos e
retóricos que os de agora, desde logo, compendia moi ben os atractivos
(baratura, calidade, modernidade…) que Celia desexaba imprimir ao seu labor:
Gabinete fotográfico de Celia Insua López
Casa-Teatro. Vivero.
Esta distinguida
artista, tan conocida por el mérito de sus trabajos, participa á sus
favorecedores que en adelante serán más perfectos aún, gracias á las
modificaciones importantes que ha hecho en su gabinete. Al manifestarlo así,
tiene la seguridad de que cuantos se retraten saldrán muy complacidos, pues á
la esmerada fotografía seguirá unida la baratura.
Por entremedias,
Celia volveu en 1895 á Coruña para ampliar os seus coñecementos técnicos na
arte fotográfica da man de Enrique Ferreiro Bello, antigo militante do
republicanismo federal herculino que roldaba nesa altura os cincuenta anos de
idade e tiña o seu gabinete no número 19 da rúa do Orzán. Esa estadía,
ponderaba o semanario El Vivariense,
era “circunstancia que,
entre otras ventajas, le reporta la de poder ofrecer á su numerosa clientela
una gran rebaja en los precios”[35].
Cando Celia fixo
esta segunda estadía formativa na cidade herculina, debía de ter xa como
axudante na galería a seu irmao José, que pouco a pouco foi adquirindo habilidades
moi importantes na técnica do fotografado. O certo é que en aplicación da
lóxica patriarcal ou machista tan arraigada naquel tempo ou porque a saúde de
Celia pronto se vise afectada polo mal que acabou por levala á tumba, ou por
ambas razóns ao mesmo tempo, Pepe da Mota
comezou a intercambiar os roles coa súa irmá no seo do negocio. Así, mentres
nun comezo el atendía o mostrador da tenda entanto Celia retrataba e revelaba,
despois el facía saídas e mesmo se desprazaba a outras localidades limítrofes a
Viveiro para ofrecer os seus servizos en festas, feiras e efemérides de todo
tipo, ficando Celia ao coidado da tenda e do laboratorio.
Un intento de Pepe da Mota de ingresar na burocracia
municipal, do que temos testemuño datado en 1898, en tempos da guerra de Cuba[36],
resultou abocado ao fracaso por motivos que se nos escapan, de maneira que o
mozo acabou por ter claro que o seu futuro económico e profesional pasaba polo
exercicio da arte na que lle abriran camiño os seus irmaos Laureano e Celia. E
así o fixo. Por volta do ano 1900, Celia deixou de traballar a fotografía e o
seu local pasou a propiedade dunha nova sociedade fotográfica participada por
seu irmao José Ínsua e polo fotógrafo ferrolán Saavedra, que imprimiu en maio
de 1901 unha folla voandeira na que, chufando os seus “modernos aparatos”,
ponderando a baratura dos seus prezos e prometendo poder facer “toda clase de
retratos, ampliaciones, reproducciones y fotominiaturas en papeles brillantes ó de bonitos mates”, animaba ao público
viveirense “¡A retratarse bien y barato!”.
Remataremos esta
aproximación, que ben sabemos resulta a todas luces escasa e insuficiente, á
figura da fotógrafa viveirense Celia Ínsua López dicindo que sen chegar a
adquirir o protagonismo do seu irmao Pepe na vida social e lúdica viveirense de
entre séculos, non deixou de poñer o seu pequeno grao de area no devir comunal
da época, con actitudes solidarias como contribuír economicamente á colecta
realizada en favor das familias de catro mariñeiros perecidos nun naufraxio na
nosa ría[37] o 21 de outubro de 1897.
5. Unha
carreira artística truncada en agraz: Laureano Ínsua López
Doutro irmao de Pepe da Mota que tamén brillou no eido
das belas artes, Laureano, escribe Juan Donapetry na súa imprescindíbel Historia de Vivero y su Concejo (1953:
477):
Vió la luz primera
el año 1863 y fueron sus padres el laborioso maestro carpintero don Juan
Antonio Insua Dorado y doña Antonia López [Ponte].
Aprendió el oficio
que ejercía su progenitor y desde la niñez mostró gran afición al dibujo y a la
pintura. Emigró a la República Argentina, en donde estableció un estudio, dedicándose
a la pintura y decorado; pero, a causa de una enfermedad que lo llevó al
sepulcro, regresó a Vivero, donde continuó cultivando su arte y la fotografía.
Se deben a este
malogrado artista varios retratos al óleo, entre ellos uno de Ramón Díaz Freijo,
y las obras de decorado del antiguo Teatro de Vivero, con sus decoraciones, el
telón de boca y los medallones que representaban a ilustres dramaturgos y a
Pastor Díaz.
Expiró el 30 de
Agosto de 1891.
Pola súa vez, na
súa Historia de Vivero (1988: 284),
Chao Espina anota:
Su talento y
disposiciones para el dibujo, la pintura, la decoración y la fotografía le
hicieron un experto. Emigrado a la Argentina, pronto enfermó y tuvo que
regresar a Vivero, donde dejó algo de su obra.
E o doutor
Fausto Galdo, no seu imprescindíbel Pintura
y pintores de Viveiro (1992: 33), compendia:
El teatro viejo
fue decorado por el joven pintor Laureano Ínsua López, hijo del empresario, con
unos artísticos medallones con las efigies de Pastor Díaz, Zorrilla, Lope de
Vega, Calderón de la Barca, López de Ayala y Quevedo, también este año le hizo
un retrato al célebre médico Díaz Freijo que se expuso a la curiosidad pública
en un comercio de la “calle de abajo” con notable éxito, decoró el “Círculo de
Vivero” con motivos arabescos, decoró la capilla del Hospital y el Oratorio de
los inevitables López Vilar en su casa de la plaza, emigró a la Argentina, tuvo
un estudio de pintura, al parecer con fortuna pero se vio obligado a regresar
por causa de la Tuberculosis que le llevó á la tumba al año siguiente, fue el
primer fotógrafo que se estableció en Vivero según Carlos Nuevo. Al fallecer en
1891 contaba 28 años.
Laureano Ínsua aprendeu
as primeiras letras na escola pública viveirense, “distinguiéndose por su
aplicación y afabilidad”, segundo deixou testemuñado o seu grande amigo e
redactor de El Vivariense José
Antonio García Meitín, mais as humildes condicións económicas familiares
impedíronlle continuar estudos, aínda que non por iso afogou a súa vocación
artística, máis ben ao contrario. En palabras do citado García Meitín:
Deseaban sus
padres dedicarle á una carrera científica, al ver su mucha aplicación y
privilegiada inteligencia; pero, la numerosa prole con que contaban y la
escasez de recursos, les hizo desistir de su propósito, y determinaron que
aprendiese el oficio de carpintero que ejercía el autor de sus días.
No era mucho del
agrado del niño Laureano el labrar madera, ni manejar la sierra y la garlopa,
gustándole más gastar los lápices del taller en dibujar las paredes que en el
uso á que estaban destinados; ni las riñas, ni los ligeros castigos que le
imponían fueron suficientes para corregirle de su desmedida afición, empleando
el escasísimo dinero que podía agenciarse en pinceles y pinturas, los que
guardaba como si fueran un gran tesoro[38].
En moi pouco
tempo, Laureano superou en pericia artística a seu propio pai á hora de
encargarse das decoracións, frisos e elección de cores nas obras de construción,
carpintería e estucado en que participaban. Ao cumprir os 20 anos, albergou a
esperanza de poder marchar a algunha cidade española de primeira orde “y
estudiar los grandes modelos, ya que nunca lograría reunir lo suficiente para
pagar buenos maestros”, mais os seus afáns víronse frustrados e de aí naceu a
súa decisión de emigrar á Arxentina. Conta García Meitín, neste senso, que
la suerte le fué
adversa en todo cuanto emprendió; harto de pelear con toda clase de obstáculos,
y minada su salud con tantos trabajos y contratiempos decidió marcharse á la
República Argentina, á la que llegó exhausto de recursos, pero no de deseos y
ambición de gloria. Allí tuvo que luchar nuevamente con todo género de
adversidades […][39].
Ao pouco de
chegar a Bos Aires, o pintor viveirense integrouse como aprendiz nos círculos
de artistas da colonia italiana e un ano despois logrou abrir o seu propio
estudio, na compaña doutro mozo galego, “encargándose a la vez de retratar al
óleo y decorar habitaciones”. No entanto, enfermou de tise e veuse obrigado a
regresar a Viveiro, onde despregou unha intensa actividade artística, que o seu
amigo García Meitín refire nestes termos:
Ansioso de curarse
regresó á su patria, y en vez de atender á reponer su quebrantada salud, se
dedicó con una actividad febril al desempeño de su profesión.
El decorado del
teatro, llama la atención á todo el que le visita; el salón de baile del Círculo de Vivero es un bello modelo de
estilo árabe, las Capillas del Hospital de la Caridad, la de los López Vilar y
otras muchas casas particulares, acreditan su buen gusto y rica fantasía para
la combinación de colores.
No descuidaba por
eso los retratos al óleo y lápiz, robando las horas al descanso para leer las
obras de los autores más afamados con el objeto de ilustrarse y progresar en el
divino arte[40].
No verao de
1890, efectivamente, un ano antes do seu falecemento, Laureano Ínsua afrontou
os traballos de decoración do “Caixón dos figos”. O semanario liberal El Vivariense gababa da seguinte maneira
o resultado final deses labores artísticos:
Varios jóvenes de
esta localidad han determinado dar un baile el día de hoy en el salón del
Teatro de esta villa, que se halla decorado con elegancia y exquisito gusto;
habiendo el hijo del empresario recuadrado el palco principal, luciendo en los
entrepaños los bustos pintados al óleo del eminente estadista y poeta hijo de
este pueblo D. Nicomedes Pastor Díaz, del laureado Cantor de Granada, D. José Zorrilla, del autor del Hombre de estado y del Tejado de vidrio don Abelardo López de
Ayala, del egregio y fecundo autor dramático don José Echegaray, del gran
dramaturgo español Calderón de la Barca, del fenis [sic] de los ingenios
españoles López [sic] de Vega y el del popular y satírico Quevedo.
No elogiamos la
corrección y exactitud y colorido de estos retratos, porque el público puede
juzgar por si mismo su belleza que excede á cuanto podíamos aguardar del picel
de un aficionado, que tanto promete.
Todo esto nos hace
esperar que el baile de la noche esté concurridísimo, honrándole con su
presencia las bellas forasteras, en obsequio de las cuales se celebra[41].
Na posterior
crónica que fixo dese baile, Jorge Casia
(=José Antonio García Meitín), ademais de enumerar as forasteiras concorrentes
e describir con detalle as súas indumentarias, achegou esta nova avaliación do
traballo do artista viveirense, bo amigo seu:
Penetramos en el
salón, que presentaba un magnífico aspecto, no por hallarse cuajado de
terciopelo y joyas de rico valor, pero si por las medias tintas que le decoran
resaltando el granate de los antepechos y los bustos que se destacan en los
entrepaños, pareciendo que quieren abandonar sus dorados marcos, haciendo
resaltar las bugías la belleza de las alegorías pintadas sobre el escenario,
causando estrañeza que tan novel pintor, como es D. Laureano Insua, hallase en
su paleta colores capaces de producir tan fantásticos efectos[42].
Que a saúde do
artista xa non era boa nesa altura pono de manifesto o feito de que marchase en
setembro dese ano de 1890 a tomar as augas ao balneario de Las Caldas, preto de
Uvieu[43].
Aínda así, ao seu regreso, confeccionou e expuxo unha das súas obras máis
famosas, como testemuña El Vivariense
deste xeito:
El pintor D.
Laureano Insua expuso en el escaparate del comercio de Dª Carmen Quintana un
retrato al óleo de nuestro amigo D. Ramón Díaz Freijo, el que al decir de los
inteligentes es una obra acabada del arte, llamando mucho la atención por el
módico precio que exige por su trabajo el autor[44].
Cando se produza
o pasamento de Laureano, vítima da tuberculose, á idade de 28 anos, El Vivariense dará así a infausta nova:
D.E.P. A las tres
y media de la madrugada de hoy pasó á mejor vida nuestro querido amigo D.
Laureano Insua López. Con su muerte se ha malogrado un gran artista, un buen
amigo y un modelo de buenos hijos.
Su pérdida habrá
de ser muy sentida; y nos asociamos al profundo dolor que aqueja á su cariñosa
familia[45].
O daquela
presidente do Comité Republicano Progresista de Viveiro, José Antonio García
Meitín (Jorge Casia)[46],
amigo seu desde a máis tenra infancia, dedicaralle no semanario citado, do que
era redactor habitual, un sentido artigo necrolóxico co título de “¡Pobre
Laureano!”[47], ao que pertencen estes
fragmentos:
Últimamente
cultivó con gran acierto la fotografía; casi exánime, subía todos los días á la
galería para perfeccionarse en los diferentes métodos que se conocen.
¡Con qué pena le
veíamos estos días caminar con pasos vacilantes, prodigándonos esas sonrisas
melancólicas que presagian un pronto fin en la terrible enfermedad que padecía,
y formar miles de proyectos para el porvenir!... El día mismo en que la
despiadada Parca cortó el hilo de su existencia, hizo que su padre le
fotografiase, burlándose aun, con su acostumbrado gracejo, de la torpeza con
que manejaba los aparatos[48].
Non resulta
difícil imaxinar o impacto doloroso que a perda de seu irmao máis vello debeu
de ter no daquela mozo de tan só 14 anos de idade Pepe da Mota…
[1] No seu exemplar de 7 de
marzo de 1889 (núm. 1.633), o diario El
Regional, de Lugo, informaba os seus lectores, tomando como fonte El Eco de Vivero: “El Presidente
de la Sociedad de Obreros ha recibido,
por conducto del diputado provincial, Sr. D. Pedro Manuel Trobo, una
comunicación de la Dirección de Instrucción pública, acompañada de un atonto B.
L. M. del Excmo. Sr. Ministro de Ultramar, don Manuel Becerra, en la que se le
participa que ha sido concedida á la citada sociedad una biblioteca popular. Felicitamos á la Sociedad de Obreros, por el
importantísimo donativo con que ha sido agraciada; y en nombre de los Obreros
de Vivero damos las gracias á los expresados señores, y á todos los que, como ellos, han
gestionado eficazmente hasta obtener tan feliz éxito”.
[2] Cf. El Lucense, núm. 1.364,
30.4.1889, p. 2: “Algunos entusiastas
jóvenes de esta localidad, secundados por la Junta directiva de la Sociedad de
Obreros, tratan de organizar un orfeón, contando para ello con el concurso
artístico del inteligente profesor D. Juan Latorre, director de la banda
municipal. Celebraremos que se realice el pensamiento”. Os ensaios dese agrupamento músico-vocal comezaron na
primavera de 1889 no propio local social da entidade (Cf. El Lucense, núm. 1.376, 14.5.1889, p. 2) e produciron o lóxico
recoñecemento desta cara aos seus principais animadores: “En la junta general celebrada por la
Sociedad de Obreros de Vivero en fin del último trimestre, fueron nombrados,
por unanimidad, socios de mérito, nuestro amigo D. Juan Latorre y D. Miguel
Peiró, por los importantes servicios que prestan en obsequio del Orfeón que
sostiene aquella importante Sociedad” (Cf. El
Regional,
Lugo, núm. 1.978, 17.7.1889, p. 2).
[3]
En El Regional, de Lugo (núm. 8.599, 20.1.1909, p. 2) infórmase de
que “costeada por el Municipio de Vivero se abrió en
el salón de la Sociedad de Obreros una Academia de música, dirigida por el veterano y
competente maestro, nuestro paisano D. Juan Latorre. En ella recibirán
educación musical gratuita cuantos jóvenes lo deseen, si bien será de cuenta de
éstos la adquisición del material de enseñanza”.
[4] Cf. Galicia
Moderna, Habana, Ano V, nº 200, 3.3.1889.
[5] Así o
cura ecónomo Gervasio Lamas
(Cf. El Lucense, núm. 4.145,
16.11.1898, p. 2), o cura párroco de Galdo Villar Ron, o de Chavín, Trobo, e o
vigairo das monxas e ecónomo da igrexa de Santa María de Viveiro Manuel Froilán
López Vilar (Cf. El Lucense,
20.12.1898, p. 2).
[6] Cf. La Idea Moderna, Lugo, núm. 2.420, 21.12.1898, p. 3.
[7] Cf. El Eco de Galicia, Lugo, núm. 1.011,
14.9.1889, p. 3.
[8] Lemos en El Regional de Lugo (núm. 1.666, 10.4.1889, p. 2): “La Sociedad de Obreros, en Junta general de 2 del
corriente, ha nombrado Presidente honorario al Sr. D. Manuel Becerra, por haber
conseguido del Ministerio de Fomento una biblioteca popular para la misma; y
socios de mérito á los Sres. Trobo y Río Leal por sus gestiones sobre el mismo
objeto, y á los encargados de la enseñanza, durante el pasado invierno, señores
Rodríguez, Cordido, Álvarez Moas; así como también á D. Eusebio Lorenzo, que,
como el Sr. Cordido, es médico gratuito de la Sociedad. También acordó dar las
gracias á D. Francisco Paulino Moas, de Barcelona, por haber remitido, por
conducto del Sr. Alcalde de esta villa y con destino al citado centro de
obreros, una preciosa obra en tres tomos, ilustrada con 500 grabados y
lujosamente encuadernada, que se titula El
Carpintero Moderno. La Sociedad de Obreros cuenta en la actualidad coa 126
socios de número y 103 protectores, figurando entre los últimos considerable
número de señoras, que desde el primer momento se asociaron á la filantrópica
obra de socorrer ó instruir al obrero, exclusivos fines que persigue aquel
centro”.
[9] Cf. El Regional, Lugo, núm. 1.978,
17.7.1889, p. 2.
[10] Cf. Galicia Moderna,
Habana, Ano V, nº 200, 3.3.1889.
[11] Cf. El Regional, Lugo, núm. 2.362,
1.10.1890, p. 2 e El Regional, Lugo,
núm. 2.368, 8.10.1890, p. 2.
[12] Cf. El Norte de Galicia, Lugo, núm. 522,
28.10.1902, p. 2.
[13] Cf. El Correo de Galicia, Bos Aires, núm. 1.160, 15.4.1928, p. 7.
[14] Cf. El
Vivariense, núm. 12, 24.8.1890, p. 3. O Rafael
aludido no texto é o entón presidente da entidade, o xastre Rafael Galdo.
[15]
Cf. El Vivariense, núm. 13,
31.8.1890, p. 3.
[16] Cf.
El Vivariense, nº 16, 21.9.1890, p.
3.
[17]
Cf. El Vivariense, nº 18, 5.10.1890,
p. 3.
[18]
Cf. El Vivariense, nº 18, 5.10. 1890,
p. 3.
[19] Cf. El Vivariense,
núm. 188, 7.1.1894, p. 3. O citado Celso Varela Arizaga, (que falecería o 23
de febreiro de 1915), repetiría na presidencia da entidade en 1903, acompañado
como Vicepresidente por Juan Eiroá López, Antonio Martínez Aguiar, contador, Francisco
Sampedro Menéndez, tesoureiro; Francisco Fernández Regal, secretario; Cirilo
Romero, Manuel Cora Rey, Andrés Vázquez Guerrero e Antonio Soto como vocais e
Carlos Castrillón Correa, Francisco Rodríguez Cora, José Rodríguez Val e Francisco
Antas como suplentes, reservándose o posto de Bibliotecario para Alejo Corral
(Cf. El Regional, Lugo, núm. 6.921,
21.1.1903).
[20] Cf. El Regional, Lugo, núm. 4.410, 18.1.1895, p. 2.
[21] Cf. El Lucense, núm. 3.072, 29.1.1895, p. 3.
[22] Cf. El Lucense, núm. 3.123, 3.4.1895, p. 2 e
El Regional, Lugo, núm. 4.4.1895, p.
2.
[23] Citado por El Lucense, núm. 3.243, 28.8.1895, p. 1.
[24] Vide GALDO,
Fausto (1992): “A troula dos Armantes”, en Libro-Programa das Festas
Patronais de Viveiro.
[25] Vide CANOSA, Ramón (1952): “Las casetas”, Libro-Programa. Vivero. Fiestas. Agosto de 1952.
[26] Cf. El Vivariense,
núm. 223, 16.9.1894, p. 2.
[27] Cf. El Correo
de Lugo,
núm. 136, 16.1.1900, p. 2.
[28] Cf. El Vivariense,
núm.264, 7.7.1895, p. 3.
[29] Cf. El Vivariense,
núm. 305, 19.4.1896, p. 2-3.
[30] A partir
de 1915, houbo programación cinematográfica máis ou menos estable e continua en
Viveiro a cargo da empresa “Ideal Cinema Vivero”.
[31] Cf. Heraldo de Vivero, núm. 187, 12.9.1915, p. 2. Entre eses aspirantes
estaban A. Emilio Varela, que propuxo 1.555’55 ptas., Esteban Fernández
Temprano, que ofertou 1.800’80 e Benigno Fernández Regal, que ofreceu 1.701’26
ptas.
[32] Cf. Heraldo de Vivero,
núm. 278, 10.6.1917.
[33] Cf. Pro-Neutralidad, Viveiro, núm. 17, 14.6.1917. O funeral e enterro
do Tío Novenas tiveron lugar o día 9
de xuño. Ao día seguinte de se celebraren esas cerimonias, morrería tamén Rosa
Martínez López, curmá de Pepe da Mota
e irmá do cura de Santa María de Cabanas, Luís Martínez López.
[34] Así e
todo, Celia mereceu a atención de historiadores como Nuevo Cal, co seu traballo
“Achegas para unha historia da fotografía en Viveiro” (2004), publicado dentro
do volume Viveiro. Unha historia en
fotografías, 1888-1930 (Seminario de Estudos Terra de Viveiro) e na
actualidade cónstanos que está a ser investigada pola nosa amiga Fernanda Padín
Ogando, que mantén na Rede a páxina www.fotografaspioneiras.com e xa se ocupou doutras
fotógrafas galegas precursoras como a viguesa Cándida Otero, as mindonienses
Antonia Santos e Filomena Díaz, a zaragozana de orixes familiares francesas
María Cardarelly (autora de dous coñecidos retratos de Rosalía de Castro) ou
Corona González Santos (reporteira gráfica para a revista viguesa Vida Gallega e moi relacionada con
Ribadeo, por ser terra do seu home).
[35] Cf. El Vivariense, núm. 267,
28.7.1895.
[36] Cf. El Lucense, núm. 3.919, 26.1.1898, p. 3: “De El Eco de Vivero: El pasado viernes tomaron posesión: Del cargo de
Depositario de fondos municipales, D. Maximiliano Barreiro Casal. Del de
Secretario del Ayuntamiento, D. Jesús González Villalba. De oficiales de la
misma dependencia municipal, D. José Insúa [sic] López y D. Moisés A. Peláez
Díaz. Que sea enhorabuena.
[37] Cf. El Vivariense,
núm. 385, 31.10.1897, p. 2. As persoas destinatarias das 510 pesetas recadadas
en total nesa ocasión foron a viúva de Juan Antonio Leal Rodríguez, a de Juan
Michoso e os pais de José Mª e Jesús Carrillo González, Jesús Carrillo Taibo e
Saturnina González.
[38]
Cf. El Vivariense, núm. 66, 6.9.1891,
p. 2.
[39] Cf.
El Vivariense, núm. 66, 6.9.1891, p.
2.
[40] Cf. El
Vivariense, núm. 66, 6.9.1891, p. 2.
[41] Cf. El Vivariense,
núm. 12, 24.8.1890, pp. 2-3.
[42] Cf.
El Vivariense, núm. 13, 31.8.1890, p.
2.
[43]
Cf. El Vivariense, núm. 16,
21.9.1890, p. 3 e El Vivariense, núm.
19, 12.10.1890, p. 3.
[44]
Cf. El Vivariense, núm. 22,
2.11.1890, p. 3. O comercio aludido, que estaba dedicado aos tecidos, á
pasamanería e á mercería, estaba situado no número 7 da Praza Maior.
[45]
Cf. El Vivariense, núm. 65,
30.8.1891, p. 2. O mesmo rotativo informaba aos seus lectores: “Los numerosos amigos del Sr. Díaz Freijo acordaron
trasladar para mañana los festejos que habían de celebrarse hoy, en señal de luto
por el malogrado joven D. Laureano Insua”.
Posteriormente, acollía a seguinte nota: “Se nos ruega por
D. Juán A. Insua [Dorado] que demos las gracias en su nombre á todos los que
han contribuído á honrar la memoria de su malogrado hijo Laureano. Con muchísimo
gusto cumplimos los deseos del desconsolado padre del que fué nuestro amigo”
(cf. El Vivariense, núm. 66,
6.9.1891, p. 3).
[46]
Seu irmao Eladio Vicente era entón médico do Hospital da Caridade, en cuxa
capela o propio Laureano Ínsua fixo algúns traballos de decoración.
[47] Cf.
El Vivariense, núm. 66, 6.9.1891.
[48]
O propio José Antonio García Meitín morrería pouco tempo despois, con tan só 26
anos de idade, concretamente o 21 de decembro de 1892. Ao día seguinte do
enterro, que tivo lugar o día 22, morría tamén, en tráxica sucesión, seu irmao
o médico Eladio Vicente.
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